Area Gris
Los trabajadores chinos venían bajo un contrato donde se precisaba los términos que se tenían que comprometer ambas partes, donde viajaban a Perú y debían de trabajar para el propietario de la hacienda u otro establecimiento en condiciones adecuadas que se reflejaban dentro del contrato. Dentro del mismo decía que no serian esclavos; sin embargo, el trato que se les dio fue de verdaderos esclavos se les pagaba pero no recibían buenos tratos. Los propietarios no respetaron el contrato con el objetivo de que los obreros chinos trabajen más horas pues su trabajo era bueno y aumentaba la rentabilidad de las haciendas, pues estos tenían conocimientos para trabajar las tierras.
Los trabajadores chinos venían bajo un contrato donde se precisaba los términos que se tenían que comprometer ambas partes, donde viajaban a Perú y debían de trabajar para el propietario de la hacienda u otro establecimiento en condiciones adecuadas que se reflejaban dentro del contrato. Dentro del mismo decía que no serian esclavos; sin embargo, el trato que se les dio fue de verdaderos esclavos se les pagaba pero no recibían buenos tratos. Los propietarios no respetaron el contrato con el objetivo de que los obreros chinos trabajen más horas pues su trabajo era bueno y aumentaba la rentabilidad de las haciendas, pues estos tenían conocimientos para trabajar las tierras.
Más adelante, el Perú y China establecieron relaciones diplomáticas. Los hacendados creyeron que el tráfico se reiniciaría rápidamente pero éste se volvió imposible. A fin de evitar su ruina, crearon una ficción jurídica, el "recontrato" o "enganche". Aquel culí que lo deseaba podía volver a contratarse en las mismas condiciones que antes pero con una diferencia muy atractiva para los chinos: la cantidad de dinero que por el contrato recibieron antes los traficantes de semi‑esclavos asiáticos se les entregaba en proporción al tiempo de recontrata que habían aceptado. Esto permitió a los hacendados continuar tranquilos durante algunos años sin que renaciera el trauma de escasez de "brazos". Al recontratarse un culí, el hacendado pagaba la octava parte de lo que había pagado por los ocho años del contrato inicial con el chino, el intermediario desaparecía. Ese adelanto significó aproximadamente un real por cada día del año. Ese "inmenso" monto de dinero adelantado posibilitaba salir de la hacienda a los trabajadores chinos una vez que llegaba el momento de su libertad, pues abría el camino para incursionar en otras actividades. Sin embargo, muchos chinos ya no estaban en condición de contratados o recontratados, pues había transcurrido mucho tiempo desde que concluyeron los plazos de trabajo y aun continuaban laborando. Al no poder pagar los hacendados un mayor incremento de sueldo dejaron a los trabajadores chinos, donde los propietarios sabían en qu3e consistía la ley pero abusaban de la misma reteniendo por mas tiempo a los trabajadores.
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